Tanto los analistas como los mercados financieros apuntan que 2025 estará marcado por más caídas para el euríbor, aunque mucho más moderadas.
Las previsiones no funcionan como una bola de cristal. Sirven para trazar el escenario futuro que tiene mayor probabilidad de ocurrir, pero siempre existe la posibilidad de que haya sorpresas. Y el euríbor ha sido uno de los indicadores que ha sorprendido con su comportamiento. Los pronósticos de principio acertaron en que 2024 iba a ser un año de caídas para el índice hipotecario, pero donde no fueron del todo precisos fue en la intensidad.
Pero antes de profundizar en por qué el consenso de los expertos no vio venir la velocidad de la caída del euríbor, hay que repasar el año que va a terminar. El ejercicio de 2024 comenzó de una manera tumultuosa para los tipos de interés. Los mercados financieros descontaban una avalancha de recortes, tanto para el Banco Central Europeo (BCE) y la Reserva Federal, cuando ni siquiera las instituciones habían dado señales claras para bajar el precio del dinero. El BCE no disparó hasta el pasado mes de junio y la Fed no hizo lo propio hasta septiembre.
Algo se había roto en la conexión entre las expectativas del mercado, los analistas y los propios bancos centrales. Los mercados financieros descontaban una serie de bajadas de tipos que solo encajaban con un escenario de gran recesión para las grandes economías del mundo y nadie más lo veía, pero el euríbor sí empezó a dibujar este escenario. El índice a doce meses no ha parado de cotizar mucho más bajo que el resto de plazos y lo empezó a hacer justo a principios de año.
La explicación tiene que ver con la perspectiva de los recortes de tipos. Los bancos centrales, a pesar de la presión del mercado, tardaron en bajar tipos, pero a final de año las perspectivas del mercado no estaban muy desencaminadas. Por ejemplo, el BCE ha terminado ejecutando cuatro bajadas de tipos en 2024 de 25 puntos básicos, para arrastrar la tasa de depósito, la principal referencia de tipos para el mercado, del 4% al 3%.
Lo que no hubo fue un colapso de la economía, pero sí una perspectiva más sombría para Europa, sobre todo en Alemania; el motor económico de EEUU fue enfriándose y las presiones inflacionistas fueron desapareciendo. En lo que respecta al euríbor, las grandes bajadas comenzaron terminada la primera mitad del año, cuando las promesas de recorte de tipos se convirtieron en realidad. El índice ha pasado de rozar el 3,6% a concluir el año por debajo del 2,5%.
Los analistas anticipaban que la bajada de tipos iba a llevar a la baja al euríbor, pero no que el famoso indicador corriera mucho más rápido que el BCE. El panel de Funcas de enero de 2024, que recoge las previsiones de los 19 servicios de estudios de España, situaba al euríbor a final de año en el 3,27%, incluso estuvieron mucho más cerca que el consenso de analistas de Bloomberg que apuntaba a que el euríbor terminaría en el 3,4%.
A pesar de que las apuestas del mercado del euríbor fluctuaron mucho en la primera mitad del año, ante una economía estadounidense inquebrantable y una zona euro boyante en la periferia; los contratos de futuros del euríbor en enero de 2024 casi acertaron sobre cómo iba a terminar el euríbor. Solo fallaron por pocas décimas. Los vencimientos de diciembre de este año anticipaban que el euríbor iba a terminar sobre el 2,3%.
Un euríbor al 2,47% significa que, para una hipoteca de 140.000 euros a 30 años con un diferencial del 1% y con revisión anual, la cuota bajará sobre los 98 euros. Mientras en diciembre de 2023 la mensualidad ascendía a 724,33 euros, ahora se pasarán a pagar 626,32 euros.
Parece que las dos fuerzas que rodean al euríbor, las expectativas del mercado y las previsiones de los expertos, han comenzado a converger sobre la velocidad de las caídas del euríbor para 2025.
Todo apunta, y salvo sorpresa todavía más mayúscula que la de 2024, que el índice que gobierna las hipotecas de interés a tipo variable seguirán bajando. No tanto como este año, pero se descuenta alrededor de una rebaja de medio punto porcentual o 50 puntos básicos para el índice.
Los swaps financieros que utilizan los inversores para cubrir sus posiciones anticipan que el BCE llevará los tipos de interés sobre el 1,75% el próximo mes de octubre, con lo que el euríbor no irá desencaminado. Los contratos de futuros con vencimiento a diciembre de 2025 se sitúan en el 1,9%. El consenso de analistas de Bloomberg habla del 1,85% para final de año. Si los pronósticos se cumplen, el euríbor debería terminar ligeramente por debajo del 2%. La mala noticia es que ni el mercado, ni los analistas anticipan más bajadas para 2026.